¿Qué significa tener un Estado de Bienestar?

Hoy en día, casi todos los países del «mundo desarrollado» tienen algún tipo de política de «bienestar social» para sus ciudadanos. ¿Significa esto que todos estos países son Estados de Bienestar?

¿Cómo definir lo que es y lo que no es un Estado de Bienestar? Esta ha sido una pregunta crucial en el debate académico de disciplinas como la Ciencia Política, la Sociología y la Economía.

Definir el término trae una serie de dificultades. La primera y la más obvia es la enorme diversidad de países que, usualmente, son considerados como ejemplos de Estados de Bienestar. Esto hace que encontrar un denominador común sea extremadamente complejo.

Además de ello, existen muchas razones para creer que el significado del término ha cambiado a lo largo del tiempo. Los Estados de Bienestar de la década de 1960 no tienen las mismas características que los Estados de Bienestar actuales.

¿Cuáles son las características propias de este tipo de Estados y cómo reconocerlos? A continuación ofrecemos una mirada general sobre las definiciones disponibles y el debate actual sobre el término.

¿Por qué es tan difícil definir «Estado de Bienestar?

«Estado de Bienestar» es un término compuesto. Tratar de definir ambos términos por separado («Estado» y «Bienestar») representa una tarea extremadamente ambiciosa e incluso, podría pensarse, poco productiva.

Incluso si se quisiera tomar esta ruta, entraríamos en un dilema importante en vista de que en otras lenguas no existe una traducción directa. En Francia, por ejemplo, el término empleado usualmente es état providence. En Alemania, se le conoce como Sozialstaat. Ninguna de estas palabras se puede traducir literalmente como «Estado de Bienestar».

La razón fundamental de esta diferencia en el nombre es que los Estados de Bienestar, a pesar de su nombre en español, no solo proporcionan bienestar. Además de proporcionar bienestar, los Estados de Bienestar garantizan derechos sociales y regulan la actividad económica.

Por otro lado, en aquellos países en los que existe un Estado de Bienestar, el «Estado» no es la única institución encargada de proporcionar el bienestar social. Existen, además del Estado, actores no estatales que juegan un rol clave. Las empresas privadas, las asociaciones civiles, las organizaciones internacionales, los gobiernos locales e incluso las familias son parte del sistema de bienestar.

Por estas razones, existen académicos que han optado por usar otros términos como «Capitalismo de Bienestar», «Sistema de Protección Social» o «Sistema de Bienestar». Estos términos, pese a ser menos conocidos, pueden servir para explicitar el hecho de que el Estado de Bienestar es un fenómeno que incluye algo más que las acciones del Estado.

La historia de los Estados de Bienestar

Antes de movernos hacia las definiciones concretas que se han ofrecido en el mundo académico, consideramos que es importante entender el desarrollo histórico de los Estados de Bienestar.

Pese a que los países de Asia y América Latina también han desarrollado formas específicas del Estado de Bienestar, la mayor parte de la literatura académica se concentra en los Estados de Bienestar europeos y de habla inglesa. A estos países se les conoce como «Estados de Bienestar establecidos».

En esta ocasión también nos centraremos en estos últimos. Por mucho tiempo estas sociedades contaron con sistemas de provisión de bienestar anclados en instituciones como la familia, la iglesia o la comunidad local.

Sin embargo, en 1601 aparece en Inglaterra el primer antecedente que se tiene de un sistema nacional para apoyar a los más necesitados. En dicho año, la Reina Elizabeth I de Inglaterra introdujo la «Ley de Pobres», una ley destinada a proporcionar ayuda a las personas demasiado enfermas o viejas como para trabajar.

El Estado de Bienestar como se conoce actualmente apareció hacia finales del Siglo XIX con la formación de los Estados nación modernos y la industrialización. Fueron estos fenómenos históricos los que propulsaron los cambios sociales, políticos y económicos necesarios para establecer estructuras de bienestar a nivel nacional.

En cualquier caso, la proliferación de los Estados de Bienestar puede considerarse como un fenómeno «reciente», cuya época dorada se sitúa a mediados del Siglo XX. En efecto, el bienestar fue consagrado como derecho social y se transformó en una actividad gubernamental durante las décadas de 1950 y 1960.

Después de la Segunda Guerra Mundial, y en parte gracias al desarrollo económico de la posguerra, los Estados de Bienestar comenzaron a proliferar en Europa. Su principal foco de atención fueron las fuentes de «riesgo social», que incluyen el desempleo, la vejez, la enfermedad, la discapacidad y el cuidado infantil.

En 1973, sin embargo, la crisis del petróleo configuró un nuevo contexto para el desarrollo de los Estados de Bienestar. Frente a los malos tiempos, los Estados de Bienestar tuvieron que reestructurarse y reducirse.

Adicionalmente, los cambios demográficos y tecnológicos de la época crearon nuevas fuentes de «riesgo social» como, por ejemplo, la tensión entre la vida familiar y el trabajo, la monopaternalidad, la posesión de habilidades obsoletas en el mercado, entre otras.

Desde 2007 en adelante, la crisis financiera y los fenómenos de migración han sido grandes desafíos para los Estados de Bienestar, que han tenido que adaptar sus arreglos institucionales continuamente para enfrentar estos nuevos contextos.

Es por estas razones que las definiciones que existen sobre el Estado de Bienestar son dinámicas y relativas al contexto de cada país, en lugar de ser fijas y únicas para todo el mundo.

Definiendo «Estado de Bienestar»

A pesar de la amplia gama de países que pueden ser considerados como Estados de Bienestar, las definiciones que existen comparten algunos elementos básicos. Un Estado de Bienestar implica, según Garland (2016):

«Un modo específico de ejercer el poder gubernamental y un conjunto específico de nociones, instituciones, y técnicas para hacerlo»

¿Qué significa esto? Según el libro Los tres mundos del Estado de Bienestar de Esping-Andersen (1990), existen dos formas de entender este «modo específico» de ejercer el poder. La primera forma corresponde a la definición mínima de Estado de Bienestar, mientras que la segunda corresponde a una definición ampliada.

Una definición mínima

La definición mínima se centra en aquellos terrenos «tradicionales» del bienestar social. Los que son, principalmente, la transferencia de dinero y la provisión de servicios sociales.

Sin embargo, existe debate en torno a cuáles son los sectores de política pública en los que el Estado de Bienestar participa. Muchos académicos concuerdan con que la política del mercado laboral, las pensiones de vejez, la cobertura de salud, los cuidados de larga duración, la discapacidad, la asistencia social, y la vivienda son políticas centrales de un Estado de Bienestar.

Respecto a áreas como educación, por ejemplo, existe menos concordancia. En algunos países se incluye como parte de la política central del Estado de Bienestar, mientras que en otros no.

Una definición amplia

La definición amplia del Estado de Bienestar incluye todo lo que se ha señalado en la definición mínima, pero también se centra en la influencia que tiene el Estado de Bienestar sobre la política económica considerada en su totalidad.

En específico, el concepto amplio de Estado de Bienestar toma en consideración la habilidad del Estado para intervenir en la actividad macro-económica, los salarios y el empleo. Este tipo de Estado de Bienestar es conocido también como el «Estado de Bienestar Keynesiano» o «Capitalismo de Bienestar».

Como es evidente, existen muchas definiciones de Estado de Bienestar que se encuentran entre la versión mínima y la versión ampliada. En efecto, en la realidad concreta existe un espectro diverso de países que se encuentran en el espacio que hay entre ambas categorías.

En una versión de la definición mínima de Estado de Bienestar, Kersbergen y Vis (2014, p. 78) lo definen como un Estado que:

«Impulsa el bienestar de los grupos vulnerables de una sociedad y ofrece o facilita protección social para todos.»

Briggs (1961, p. 228), en cambio, ofrece una definición amplia:

«Un Estado de Bienestar es un Estado en el que el poder organizado es usado deliberadamente (por medio de políticas y administración) en un esfuerzo para modificar las condiciones generadas por las fuerzas del mercado en al menos tres direcciones (…)».

Las tres direcciones que Briggs incluye en esta definición son:

  1. Garantizar a los individuos y familias un ingreso mínimo que no dependa del valor que el mercado atribuye al trabajo;
  2. Disminuir los niveles de inseguridad al que se ven sometidas las personas bajo ciertas contingencias o crisis (enfermedad, vejez, desempleo, etc.); y
  3. Asegurar que todos los ciudadanos, independientemente de su estatus o clase social, tengan acceso a los mejores estándares disponibles en determinados servicios sociales.

Conclusión

No existe una única definición de Estado de Bienestar. Puede que nunca llegue a existir y es razonable pensar que es más apropiado contar con definiciones flexibles y dinámicas, que sean sensibles a los cambios históricos.

La diversidad de los Estados de Bienestar en el mundo es impresionante y, por ello, existen múltiples definiciones y enfoques para estudiar este fenómeno.

Aún así, es posible encontrar e identificar algunas características generales que el concepto «Estado de Bienestar» usualmente incluye.

Este artículo se basa en la siguientes fuente de información:

Referencias citadas:

  • Briggs, A. (1961), “The Welfare State in Historical Perspective”, European Journal of Sociology, Vol. 2, No. 1, pp. 221–258.
  • Esping-Andersen, G. (1990), The Three Worlds of Welfare Capitalism, Polity Press, Cambridge.
  • Garland, D. (2016), The Welfare State: A Very Short Introduction, Oxford University Press, Oxford, New York.
  • van Kersbergen, K. and Vis, B. (2014), Comparative Welfare State Politics: Development, Opportunities, and Reform, Cambridge University Press, New York.

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