¿Cómo hacer una revolución exitosa y no morir en el intento?
Karl Marx dijo que las revoluciones son las «locomotoras de la historia» ¿Tenía razón en pensarlo? Las revoluciones sociales son acontecimientos excepcionales, pero de gran impacto en la historia universal moderna. Han logrado transformar las organizaciones de los Estados, las estructuras de clase e incluso las ideologías dominantes en determinadas épocas.
Las revoluciones convirtieron a países como Francia, Rusia y China en Estados influyentes a nivel continental o incluso mundial. La Revolución Francesa (1789), por ejemplo, fue el punto de inicio de la difusión global de los ideales de «igualdad, libertad y fraternidad» que transformarían el paisaje político de occidente e inspirarían a otros pueblos a modificar su propia forma de vida.
La Revolución Rusa (1917), por su parte, demostró que es posible transformar un Estado agrario en una potencia industrial y militar por medio de un modelo de desarrollo económico alternativo al modelo capitalista. Inspiró, también, los eventos que conducirían a la Revolución Comunista China y la victoria de Mao Zedong en 1949. Hasta el día de hoy, la República Popular China es una de las más grandes potencias mundiales y rivaliza en el escenario internacional con el poder de los Estados Unidos.
¿Cómo se hace una revolución social exitosa sin morir en el intento? o, en otras palabras ¿Cuáles son las condiciones necesarias para que un movimiento revolucionario se produzca y triunfe? Estas son las preguntas que se ha hecho Theda Skocpol en «Los Estados y las revoluciones sociales» (1979), una obra clásica de la ciencia política. A continuación, se ofrece una síntesis de sus argumentos principales.
¿Qué significa que una revolución sea exitosa?
Podemos decir que una revolución es exitosa si produce transformaciones rápidas y fundamentales de la situación de una sociedad y de sus estructuras de clase. Por lo general, las revoluciones suelen ser acompañadas y llevadas a cabo por revueltas iniciadas desde abajo.
Aquello que caracteriza una revolución social y la distingue de otros fenómenos es que, en ellas, coinciden los cambios estructurales con el levantamiento de clase y, además, coinciden transformaciones políticas y sociales. En otras palabras, lo que es propio de una revolución es que los cambios políticos y sociales ocurren de forma simultánea, a través de conflictos de clase.
¿Cuáles son las causas de este tipo de cambios? Actualmente existen cuatro teorías sociocientíficas generales que intentan dar una explicación al fenómeno de la revolución: la teoría marxista, la teoría de agregado psicológico, la teoría del consenso de sistemas de valores y la teoría del conflicto político. Cada una de ellas nos ofrece una respuesta diferente y compleja sobre el origen, desarrollo y consecuencias de las revoluciones sociales.
A. La teoría marxista
Para Marx, las revoluciones no son episodios aislados de violencia o conflicto, sino que pueden ser entendidas como movimientos de clases sociales que surgen a partir de contradicciones estructurales y objetivas en las sociedades.
¿Qué significa esto? Significa que, en toda sociedad, existen una combinación específica de modos de producción (fuerzas económicas) y relaciones sociales de clase, propiedad y apropiación de la riqueza. La revolución surge en el momento en el que se produce una dislocación entre los modos de producción y las relaciones sociales de producción.
Dicha dislocación produce que los conflictos de clase se intensifiquen. De forma adicional, la aparición de nuevas formas de producción dentro de un modo existente generará una conciencia de clase revolucionaria (del capitalismo dentro del feudalismo y, luego, del socialismo dentro del capitalismo).
Finalmente, la propia revolución se logra mediante una acción de clase que es liderada por la naciente clase revolucionaria, que ha adquirido consciencia respecto de su función histórica (la burguesía en las revoluciones capitalistas, y el proletariado en las revoluciones socialistas). Una vez que la revolución ha triunfado, se realiza la transición de un modo de producción y dominio a una nueva etapa en la historia.
B. La teoría psicológica
La explicación psicológica de las revoluciones puede encontrarse en «Why Men Rebel», escrito por Ted Gurr. En dicha obra, Gurr argumenta que la violencia política es el resultado de la molestia e insatisfacción de un gran grupo de la sociedad. Esto ocurre cuando existe una brecha entre, por un lado, las expectativas que las personas tienen de la sociedad y, por otro lado, las oportunidades reales con las que cuentan para satisfacer sus expectativas.
Mientras más grande sea la brecha entre expectativas y realidad, mayor será la posibilidad de que la insatisfacción se manifieste de forma violenta. A este fenómeno se le suele conocer como teoría de la «privación relativa». Bajo esta teoría, las revoluciones surgen cuando en una sociedad existen periodos prolongados e intensos de privación relativa.
C. El enfoque del conflicto político
En «From Mobilization to Revolution», Charles Tilly argumenta que, sin importar el nivel de descontento que pueda existir en la sociedad, las personas no pueden dedicarse a una acción política revolucionaria a menos que se encuentren mínimamente organizados y tengan acceso a determinados recursos.
De esta forma, el enfoque del conflicto político critica las nociones psicológicas sobre las causas de las revoluciones sociales. Este punto de vista sostiene, en cambio, que las revoluciones pueden verse frustradas si es que los gobiernos o grupos en competencia hacen que los costos de la participación sean demasiado costosos.
Para este enfoque son importantes los intereses de diferentes grupos, los grados de movilización, las cantidades de recursos con las que se cuenta y, también, las oportunidades y amenazas para la acción colectiva. Según Tilly, la revolución es el resultado de la lucha entre diferentes contendientes por alcanzar la soberanía política sobre una determinada población. El grupo que triunfa es aquel que logra desplazar del poder al grupo que anteriormente detentaba dicho poder.
D. Consenso del sistema de valores
En «Revolutionary Change», Chalmers Johnson presenta una visión alternativa a las anteriormente mencionadas. Según este enfoque, debemos comprender las sociedades normales y libres de crisis sociopolíticas como «sistemas coordinados de valores». Semejantes sistemas sociales son un conjunto, internamente coherente, de instituciones y normas.
Lo que hace que una revolución sea victoriosa, según Johnson, es el cambio en la estructura de orientaciones de valor de una sociedad. Un movimiento revolucionario, por tanto, apunta a emplear la violencia como un instrumento para conseguir este objetivo. A saber, reemplazar los valores predominantes por nuevos valores.
Las revoluciones aparecerán, según este enfoque, en aquellos momentos de crisis en los que los valores y el sistema de instituciones quedan gravemente «desincronizados». Esto puede deberse a influencias internas o externas, especialmente la existencia de nuevos valores en competencia o la aparición de nuevas tecnologías.
Cuando los sistemas entran en crisis, las autoridades existentes pierden su legitimidad y dependen, cada vez más, de su poder de coacción para conservar el orden. Si se muestran incapaces de «resincronizar» valores y medio es muy probable que una revolución violenta logre un cambio en el sistema.
Los aportes de Skocpol a las teorías existentes
Según Theda Skocpol, existen importantes desacuerdos entre estas cuatro teorías generales sobre los orígenes, desarrollo y consecuencias de las revoluciones. Sumado a esto, existen importantes discrepancias respecto a la forma en la que estas teorías definen lo que es una revolución exitosa.
Lo que hace Skocpol en «Los Estados y las revoluciones sociales» es presentar su propia teoría, basada principalmente en los aportes de la teoría marxista y el enfoque del conflicto político. Según ella, la teoría marxista es indispensable puesto que permite identificar las contradicciones sociales que son la base del potencial conflicto social y político. Es este conflicto el que antecede las transformaciones revolucionarias triunfantes.
Tanto en Francia, Rusia y China, fueron las relaciones de clase entre los campesinos y los terratenientes las que conformaron el núcleo de las tensiones que provocaron el proceso revolucionario. Lo que fue atacado en cada uno de estos casos fueron, justamente, los privilegios de la clase terrateniente.
La perspectiva marxista, sin embargo, es insuficiente. Debe ser complementada por un análisis sobre la capacidad real que tienen los integrantes de determinada clase para luchar efectivamente en la defensa de sus intereses. Para ello, los argumentos del enfoque del conflicto político son especialmente útiles. ¿Con qué recursos se cuenta para actuar? ¿Qué tan organizado esta un movimiento? Estas son preguntas clave.
Sobre esto, Skocpol añade que, para entender los procesos revolucionarios, es importante considerar otros tres principios de análisis:
- Una perspectiva estructural y no voluntarista sobre las causas y efectos;
- Una referencia a los acontecimientos internacionales y de la historia universal; y
- Una concepción autónoma del Estado, como organización administrativa y coactiva.