El maravilloso mundo de los sistemas electorales
Los sistemas electorales son mucho más importantes de lo que muchos electores, e incluso muchos políticos, consideran. Simplemente por una variación en el sistema electoral, por ejemplo, un candidato con 45% de los votos puede salir electo en el país X, mientras que en el país Y puede perder la elección.
¿Cómo llega a suceder esto? Al momento de diseñar los sistemas electorales, los legisladores deben ponderar múltiples objetivos políticos. Estos objetivos, en muchos casos, no son compatibles los unos con los otros. Entre los criterios que se consideran para el diseño, se encuentra:
- La capacidad del sistema electoral para representar adecuadamente las preferencias de los ciudadanos;
- La accesibilidad del sistema y su capacidad de hacer que el voto sea significativo;
- Los incentivos que ofrece para la cooperación o la competencia entre partidos;
- La capacidad del sistema para engendrar un gobierno estable y eficiente;
- La forma en la que el sistema electoral permite que los políticos rindan cuentas por sus acciones;
- Su vínculo con el fortalecimiento o debilitamiento del sistema de partidos; y
- La complejidad o simpleza del mecanismo para asignar cargos.
Como se puede ver, los sistemas electorales tienen un impacto muy grande sobre el sistema político en general y, de hecho, pueden provocar grandes crisis o, por el contrario, asegurar épocas de estabilidad.
El panorama general: tipos de sistemas electorales
Existen incontables variaciones de sistemas electorales alrededor del mundo. Se podría decir, de hecho, que cada país cuenta con un sistema electoral distinto, que responde a las necesidades concretas de su sistema político.
Sin embargo, la mayor parte de los sistemas electorales que han sido implementados a lo largo de la historia de las democracias representativas puede ser clasificado en alguno de los doce (12) tipos fundamentales. Estos 12 tipos, a su vez, pertenecen a cuatro (4) grandes familias.
La forma más común de distinguir a los sistemas electorales es agruparlos de acuerdo con el grado de precisión con el que traducen los votos obtenidos a nivel nacional en escaños legislativos. Vale decir, conforme al nivel de proporcionalidad que permiten.
La tipología completa de las 4 grandes familias y los 12 tipos de sistemas electorales que les componen pueden observarse en el siguiente diagrama:
Sistemas de Pluralidad/Mayoría
La característica distintiva de los sistemas de pluralidad/mayoría es que son usados normalmente para elegir a un sólo candidato por distrito o circunscripción electoral. En Ciencia Política, a este tipo de distritos se les llama distritos «unipersonales» o «uninominales». Y, a modo de abreviatura, podemos referirnos a ellos como M = 1 (Magnitud = 1).
En un sistema de mayoría simple el ganador es siempre el candidato que haya obtenido la mayor cantidad de votos.
Así, si se presentan tres (3) candidatos a la elección y el primero obtiene 45% de los votos, el segundo obtiene 25% de los votos y el tercero obtiene 30% de los votos, el ganador es el primer candidato. No importa si este candidato no ha alcanzado la mayoría absoluta (50% de los votos + 1).
Sin embargo, si el sistema de mayoría simple se emplea en distritos donde se debe elegir a más de un ganador (distritos «plurinominales» o «M > 1»), se convierte en un sistema de voto en bloque. En este sistema, los electores tienen tantos votos como ganadores haya que elegir, y los ganadores son aquellos candidatos que obtienen los porcentajes más altos de votación.
Si los electores votan por listas de partidos y no por candidatos individuales, el sistema se transforma en un sistema de voto en bloque por partidos.
Por otro lado, los sistemas electorales de doble ronda y de voto alternativo tienen por objetivo garantizar que el candidato ganador obtenga una mayoría absoluta de votos (50% + 1 voto). En esencia, buscan hacer uso de las segundas preferencias de los electores para producir un sólo ganador con más del 50% de la votación.
En sistemas electorales que emplean voto alternativo (o «segunda vuelta instantánea»), los electores deben marcar una segunda preferencia en su papeleta al momento de votar. En cambio, en los sistemas que emplean la doble ronda o ballotage, los candidatos más votados deben enfrentarse en una segunda ronda de votación (a realizarse días o semanas después).
Sistemas de Representación Proporcional
Existen también los Sistemas de Representación Proporcional (SRP), cuyo objetivo es reducir la disparidad que pueda existir entre el porcentaje de votos obtenido por un partido político y el porcentaje de puestos (escaños) que se le asignan en el parlamento.
Si un partido obtiene un 40% de la votación popular, lo justo es que obtenga un porcentaje similar de escaños para sus representantes en el parlamento (alrededor de un 40%). Con mucha frecuencia, los sistemas electorales de pluralidad/mayoría distorsionan estas cifras, provocando una sobre-representación de los partidos más grandes y una sub-representación de los partidos más pequeños.
Los Sistemas de Representación Proporcional buscan corregir estas distorsiones. La forma más popular de implementarlos es a través del empleo de listas de partidos. En ellas, los partidos políticos presentan ante el electorado un listado de los candidatos de forma abierta (con la posibilidad de votar por candidatos individuales) o cerrada (solo se permite votar por la lista completa).
Una de las variaciones más populares dentro de los Sistemas de Representación Proporcional es el Voto Único Transferible (VUT), en el que los electores tienen la posibilidad de ordenar a sus candidatos según su preferencia (en competencias en distritos plurinominales).
Sistemas Mixtos
Como se puede observar, tanto los Sistemas de Pluralidad/Mayoría como los Sistemas de Representación Proporcional (SRP) tienen sus ventajas y desventajas.
Pese a que los sistemas de pluralidad/mayoría son más simples y fáciles de usar y comprender, usualmente producen resultados que distorsionan las preferencias ciudadanas en favor de los partidos políticos más grandes. Tienden, por tanto, a producir sistemas políticos bipartidistas, excluyendo de la competencia a terceros.
Por el otro lado, los Sistemas de Representación Proporcional pueden corregir las distorsiones que, de otro modo, se producirían entre el porcentaje de votos y el porcentaje de escaños obtenido por un partido. Sin embargo, a menudo las fórmulas de asignación de escaños son difíciles de comprender para el ciudadano común (que puede no estar familiarizado con las operaciones matemáticas implicadas).
Por estas y otras razones, algunos países han optado por implementar sistemas electorales mixtos, que combinan aspectos de los Sistemas de Pluralidad/Mayoría y aspectos de los Sistemas de Representación Proporcional.
Los sistemas paralelos aplican elementos de ambas familias de sistemas electorales, pero lo hacen de forma separada. En algunos casos, por ejemplo, se opta por elegir la mitad del parlamento mediante un sistema mayoritario y la otra mitad mediante un sistema proporcional.
Los sistemas de representación proporcional personalizada (RPP), en cambio, usan mecanismos de representación proporcional para compensar cualquier deficiencia que pueda haber existido en los resultados de una elección por pluralidad/mayoría. Esto, generalmente, conduce a un resultado aún más proporcional que el que producen los sistemas paralelos.
Otros sistemas
Existen tres tipos de sistemas electorales que no pueden ser clasificados en ninguna de las categorías anteriores. Estos son:
- El Sistema de Voto Único no Transferible (VUNT);
- El Sistema de Voto Limitado; y
- El Sistema de Conteo de Borda.
El sistema de voto único no transferible (VUNT) ocupa distritos plurinominales (M > 1) y permite la elección directa de los candidatos, mientras que los electores sólo cuentan con un voto.
El sistema de voto limitado se parece mucho al VUNT, pero le permite al elector disponer de más de un voto. Sin embargo (y a diferencia del voto en bloque), el número de votos siempre es menor al número de escaños por asignar (de ahí el nombre «limitado»).
Por último, el conteo de borda es un sistema de voto preferencial que puede emplearse en distritos uninominales (M = 1) o plurinominales (M > 1). En este sistema, los electores pueden ordenar a los candidatos según su preferencia, pero solo se realiza un conteo y las preferencias marcadas son consideradas como una «fracción» de voto. Vale decir, la primera preferencia cuenta por un voto, la segunda por medio, la tercera por un tercio y así sucesivamente.