Regímenes Autoritarios
Cuando hablamos de regímenes políticos no-democráticos podemos encontrar una gama muy heterogénea de sistemas. Entre ellos destacan las autocracias, las monarquías, los totalitarismos, las dictaduras y muchos otros. Sin embargo, no todos los regímenes no-democráticos son, necesariamente, autoritarismos. ¿Cuáles son las características comunes a todos los regímenes políticos autoritarios?
Pese a su diversidad, los regímenes autoritarios poseen muchos rasgos en común. Estas particularidades los diferencian de otros sistemas políticos como las democracias y los totalitarismos. En síntesis, las características que definen a los regímenes autoritarios son:
- Competencia política limitada;
- Predominancia de actores políticos monolíticos (p. ej: el ejército, el partido, una burocracia, etc.);
- Una ideología;
- La centralización del poder en torno a una figura de liderazgo o un grupo político pequeño; y
- La ausencia de límites para el uso del poder y la violencia
En la ciencia política existe una gran cantidad de literatura que se ha preocupado por definir el concepto de autoritarismo. Uno de los conceptos más útiles para entender las características fundamentales de estos sistemas es el concepto de dictadura.
Las dictaduras se distinguen por su exclusivismo y el uso arbitrario del poder, así como por la represión de los grupos sociales y políticos rivales, y la concentración del poder en un dictador o en un grupo de dirigentes. Según Edurne (2002), una dictadura puede definirse como:
«un sistema político caracterizado por el control ilimitado del poder estatal por parte de un individuo, camarilla o grupo pequeño, en el que el dictador está por encima de la ley, su poder no está sometido a frenos constitucionales y no es responsable ante aquellos que gobierna.»1
A esta breve definición habría que agregar, sin embargo, que los regímenes no democráticos (las dictaduras), en términos generales, se manifiestan como la supresión del Estado de Derecho y de las libertades civiles; y, además, como la instrumentalización del poder político con fines despóticos de control social.
Después de la victoria de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, en Europa Oriental muchos países de Europa Oriental giran hacia el comunismo, y con ello, hacia la instauración de regímenes políticos autoritarios.
Muchos países en dicha región se convirtieron en “democracias populares” cuya economía centralizada era administrada por un Estado poderoso. Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria y Alemania Oriental se convirtieron en “Estados satélite” de la URSS. De una forma u otra, cada país con sus peculiaridades, todas estas naciones compartieron la desgracia de experimentar dictaduras.
Las dictaduras de Europa del Este tenían en común, en muchas ocasiones, la presencia de tácticas de represión y exclusión política. En estos países se atacó poderosamente a los partidos políticos de oposición, en especial a los partidos de centro y socialdemócratas, con estrategias que incluían desde falsas acusaciones criminales hasta el asesinato.
A diferencia de los regímenes totalitarios, como la misma URSS, las dictaduras en general no impulsan la movilización de la sociedad civil o de las masas desposeídas. Si bien las dictaduras de Europa del Este adscribieron a la ideología comunista, su principal instrumento de control fue la represión y la supresión de la participación política.
Dependiendo de quién o quienes ocupen los cargos de poder, las dictaduras pueden ser del tipo:
- Militar o pretoriano: sus principales actores son militares que suelen justificar sus acciones (p. ej: golpes de Estado) en función del interés nacional, la seguridad, el orden, la lucha contra la corrupción, etc. Usualmente conforman una Junta de Gobierno «provisional» que gobernará el país hasta que se den las condiciones apropiadas para volver a establecer un régimen de gobierno civil.
- Cívico-militar: son coaliciones de civiles y militares que establecen una alianza para reformar y reestructurar la sociedad. A su vez, pueden adoptar la forma de regímenes burocráticos-autoritarios o regímenes corporativistas.
- Civiles: gobiernos conformados solamente por actores de la sociedad civil que suelen pertenecer a las élites del país. Pueden adoptar diversos rasgos específicos según la ideología política a la que adscriban los grupos en el poder (p. ej: nacionalistas, comunistas, fascistas, etc.).
Como se ha visto, las dictaduras son regímenes políticos no democráticos cuya diversidad es inmensa. Los regímenes varían según su grado de inclusión o exclusión, competitividad limitada o nula, composición del grupo dominante, eje de división social, entre otros factores múltiples. Aun así, los rasgos generales que los definen son en esencia los mismos.
Estos rasgos son, tal y como se mencionó al inicio: la competencia política limitada; la predominancia de ciertos actores; una ideología; un poder centralizado; y, por último, la ausencia de límites formales para la utilización del poder.
Referencias
- Edurne, Uriarte. «Los sistemas no democráticos.» En Introducción a la Ciencia Política, 139-158. Madrid: Tecnos, 2002, p. 140.